Sociedad de san Pablo Vocaciones México. Jornada para Monaguillos.

Jornada de Monaguillos
Domingo 18 de noviembre del 2007
Taxqueña México D. F.
Vocaciones México

Sembrar, Sembrar, Sembrar…

Es la palabra correcta, cuando hay que trabajar con niños y tratar de inculcar los valores cristianos, con la esperanza siempre alegre y optimista del campesino de llegar al momento de la cosecha, pero antes es pasar por la fatiga de sembrar, cuidar, cultivar, regar…

En esta ocasión en la que convocamos niños y niñas de 8 a 12 años, monaguillos que sirven en la liturgia parroquial, tenemos la intención de motivar las habilidades, la sensibilidad humana y cristiana. Pues ya desde el momento que se disponen a ayudar al párroco a celebrar la misa, tienen en mente un interés muy fino que a la vez es emotivo como espiritual. Ellos sin entender bien todavía de que se trata, dan su servicio que parece insignificante y que luego se transforma en un don ofrecido a la comunidad cristiana.

El monaguillo se reviste en sintonía con el sacerdote, se adecua a la liturgia y a la comunidad que está presente, se adecua a la fe que tienen sus papás y le han inculcado desde su familia, además refuerza todo aquello que va aprendiendo en la doctrina como preparación a la primera comunión, si es que aun no lo ha hecho.

Ser acólito es estar en contacto con el misterio de Dios en los sacramentos, al entrar en una relación con el sacerdote que celebra la eucaristía, entra en relación con las cosas sagradas, la sacristía, lo ornamentos, los vasos sagrados etc.

Con esto queremos despertar en una forma sencilla, fina y adecuada la conciencia y la sensibilidad infantil de quienes van ofreciendo sus ser servicio al altar desde pequeños, despertar la conciencia de la importancia de su razón de ser, de un proceso y de un camino que va haciendo en preparación a la vida avivando la fe que ha recibido desde su familia.

Sembrar valores es el objetivo, valores que deben acompañar durante sus alegres y espontáneos servicios, puesto que siendo niños van aprendiendo con facilidad el conocimiento de la liturgia, el respeto, el orden, la limpieza, la reverencia a las personas consagradas y al culto, el valor de la honestidad, la rectitud y la coherencia de vida. Es tratar de vincular la vida cotidiana y familiar con la vida de fe y espiritual, un querer conjugar de alguna manera, no contraponiendo ni contradiciendo lo que se celebra en la misa con lo que pasa con la vida en la casa o en la escuela, pues hay tradiciones de la Iglesia que la misma familia apoya y esto les refuerza la conducta.

En este ámbito, lo afirman los documentos de la Iglesia y el Papa Juan Pablo II, es donde germinan las vocaciones consagradas, religiosas, misioneras y sacerdotales, laicos cristianos comprometidos etc. pero sin violentar las personas, ellas mismas van abriendo solitas a la vida, es simplemente sembrar y cultivar en esas criaturas que solo Dios sabe el día de mañana que vocación esté presente ahí para bien de su Iglesia.

Sin ser prematuramente ambiciosos o con el ansia de cocer mas rápido los procesos de las personas desde temprana edad, debemos ser muy respetuosos llevando con ellos procesos congruentes, acompañando sus motivaciones y sus intereses, cultivarles una vida interior que derive de la Palabra divina, cuidando la semilla de la fe, su espíritu infantil y que vayan configurando su identidad poco a poco, en esos ámbitos en los que se mueve, en su familia, con su párroco y sus catequistas. Infórmate aqui